Conocemos vuestra preocupación por seguir la actividad diaria de BabySchool puertas adentro. Es para nosotros un placer, y en parte, una obligación, ir desgranando lo que sucede en el transcurso del día en nuestro centro. Lo iremos haciendo en una serie de posts que podéis ir consultando en este blog durante todo el curso.
Al margen de la actividad educativa que se desarrolla en las aulas, entendemos como primordial seguir dicha actividad en otras áreas del centro, tales como comedor y patio. En el post que nos ocupa, nos gustaría hacer una breve reseña de la importancia del juego en la niñez y como lo afrontamos en BabySchool.
El juego merece una esmerada atención dentro del proceso de la enseñanza pues, por ser una actividad natural y espontánea de la niñez ofrece la mayor vitalidad para la obra pedagógica en general que desarrollamos. Las actividades del juego ayudan al desarrollo muscular y de la coordinación neuro-muscular. El juego, por constituir un ejercicio físico además de su efecto en las funciones cardio-vasculares, respiratorias y cambios osmóticos, tienen acción sobre todas las funciones orgánicas incluso en el cerebro.
Durante el juego el niño desarrolla sus poderes de análisis, concentración, síntesis, abstracción y generalización. Es un estímulo primordial de la imaginación. El niño encuentra en la actividad lúdica un interés inmediato. En esta fase, el niño al jugar perfecciona sus sentidos y adquiere mayor dominio de su cuerpo, aumenta su poder de expresión y desarrolla su espíritu de observación.
Del mismo modo se cultivan valores sociales de un modo espontáneo. Los niños alcanzan por sus propios medios, el deseo de obrar cooperativamente, aprenden a tener amistades.
Desde BabySchool provocamos el juego colectivo con el fin de que se vayan adquiriendo valores como espíritu de colaboración, solidaridad, responsabilidad. Estas lecciones de carácter social, le han de valer con posterioridad, y les servirá para establecer sus relaciones futuras
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